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Transformación Estratégica en la Industria de Telecomunicaciones: Una Visión desde la Teoría de Juegos

Gabriel Carro (gcarro@stechs.com.ar)

29 de septiembre de 2023

Resumen

El artículo aborda la transformación de la industria de telecomunicaciones en la era de la disrupción digital, en el contexto de la teoría de juegos. Originalmente, el sector operaba bajo un juego no cooperativo, estabilizado por un equilibrio de Nash que favorecía estrategias individualistas de grandes empresas. Este escenario propiciaba resultados no óptimos para el mercado, ejemplificados en guerras de precios. Sin embargo, la entrada de empresas tecnológicas, especializadas en servicios de Internet a gran escala como los Over-The-Top (OTT), ha desafiado este antiguo equilibrio.

Frente a estos cambios, las empresas de telecomunicaciones tradicionales enfrentan una decisión estratégica: adaptarse o quedar obsoletas. Esto ha promovido una transición hacia juegos cooperativos y formación de coaliciones, apuntando a un equilibrio de Pareto más eficiente. Un mecanismo emergente en este nuevo paradigma es la colaboración implícita a través del intercambio de recursos de red. Esta estrategia permite a las empresas incrementar su utilidad global sin la necesidad de formalizar alianzas, contribuyendo a un nuevo equilibrio de Nash más eficiente.

El enfoque de cada empresa varía según el contexto regional. En América del Norte, la tendencia es hacia un nuevo tipo de equilibrio de Nash, influenciado por una cultura empresarial y un marco regulatorio más individualistas. En Europa, en cambio, se favorece una estrategia más cooperativa, en línea con el concepto de «núcleo» de la teoría de juegos, donde coaliciones estables benefician a todos los actores.

En síntesis, la industria de telecomunicaciones se halla en medio de una transición hacia un estado que equilibra tanto competencia como cooperación. Este cambio es contextual y se ve afectado por elementos culturales y regulatorios, además de ofrecer un camino hacia una mayor eficiencia y competitividad en el sector.

Introducción

La industria de las telecomunicaciones ha sido históricamente un motor clave para el avance tecnológico y el desarrollo económico. Inicialmente configurada bajo estrictos marcos regulatorios, la industria ha experimentado un aumento en la competencia debido a la rápida evolución tecnológica. Este cambio se ha visto intensificado por la irrupción de actores no tradicionales, como empresas de tecnología de plataformas. Los servicios que estos ofrecen no sólo actúan como sustitutos de los servicios tradicionales, sino que también introducen ofertas innovadoras, aprovechando las infraestructuras de red existentes de los operadores de telecomunicaciones. Este cambio de paradigma pone en jaque las estructuras establecidas y exige una revisión profunda de las estrategias comerciales y tecnológicas en el sector de telecomunicaciones

En este nuevo entorno de competencia y colaboración, la teoría de juegos se ha erigido como una herramienta esencial para comprender las interacciones multifacéticas entre diversos actores del mercado. Este marco matemático, catapultado a la prominencia por figuras académicas como John von Neumann, Oskar Morgenstern y John Nash, ofrece una perspectiva analítica invaluable. No solo permite modelar las tácticas competitivas, como estrategias de fijación de precios y expansión de mercado, sino que también se extiende al análisis de alianzas, fusiones y colaboraciones. En un ecosistema donde la línea entre competencia y cooperación se difumina cada vez más, la teoría de juegos posibilita el estudio detallado de equilibrios, dilemas y mecanismos de cooperación, incluidos los escenarios de coaliciones estables y la identificación de situaciones en las cuales no es posible mejorar el bienestar de un actor sin empeorar el de otro. De esta forma, se convierte en una herramienta indispensable para adaptarse y navegar con éxito en la industria de telecomunicaciones transformada.

A continuación, nos ocuparemos de desentrañar los múltiples niveles de interacción en la cambiante industria de las telecomunicaciones. Examinaremos el papel que desempeña la teoría de juegos en la formación de estrategias empresariales, con una atención particular en cómo estas estrategias son afectadas por, y a su vez afectan, los elementos culturales y regulatorios en diferentes regiones.

De Especialistas a Plataformas: La Transformación del Equilibrio Competitivo en Telecomunicaciones

Antes de explorar la actual complejidad en la industria de telecomunicaciones, resulta esencial entender sus raíces. Inicialmente, el sector estaba fragmentado entre dos tipos de entidades: las compañías telefónicas, o Telco, que surgieron hace más de un siglo enfocadas en la provisión de servicios de comunicación —primero telégrafos, luego telefonía—; y las empresas de televisión por cable, conocidas como Cables, que emergieron hace más de medio siglo con el objetivo de mejorar la recepción de la señal televisiva y distribuir contenido. Las Telco operaban bajo estricta regulación, mientras que las Cables se dedicaban principalmente a la distribución de programación de terceros. Ambas coexistían en mercados caracterizados por su estabilidad y baja dinámica.

No obstante, la introducción de Internet y los avances tecnológicos que habilitaron el transporte de servicios de voz y video sobre la plataforma de Internet marcaron un punto de inflexión. Telcos y Cables empezaron a converger en su oferta, evolucionando hacia proveedores de servicios de comunicación, también conocidos como CSP. Esta transformación introdujo un nuevo dinamismo competitivo en el mercado, particularmente en lo que respecta a la provisión de servicios de conectividad a Internet.

En el cambiante paisaje competitivo actual, la teoría de juegos cobra relevancia, poniendo en relieve el modelo del ‘juego no cooperativo’. Esta teoría, introducida por John von Neumann y Oskar Morgenstern en su obra pionera ‘Theory of Games and Economic Behavior’, donde se establecen los pilares tanto para el análisis estratégico en situaciones con múltiples actores como para la representación matemática del escenario en el cual se desarrollan esas interacciones, que los matemáticos llamaron ‘juego’. En el contexto específico de la industria de telecomunicaciones, las compañías proveedoras de servicios de comunicación (CSP) actúan como jugadores en un ‘juego no cooperativo’, buscando maximizar su utilidad de manera autónoma.

A este modelo, John Nash añadió una capa de complejidad al conceptualizar el ‘equilibrio de Nash’, un estado de estabilidad estratégica que se puede ejemplificar utilizando el ‘Dilema del Prisionero’. Este dilema muestra que mientras la cooperación podría generar un rendimiento colectivo mas alto, los incentivos individuales impulsan a las partes a adoptar estrategias egoístas, resultando en beneficios sub-óptimos para todos. Este fenómeno es particularmente palpable en las guerras de precios, donde las CSP en su intento por captar más mercado, terminan minando los márgenes de beneficio globales. En tales circunstancias, se llega a un equilibrio de Nash: un estado en el que ninguna CSP se beneficiaría de cambiar unilateralmente su estrategia, especialmente cuando se opera en un entorno de casi perfecta información en el que todas las partes están al tanto de las tácticas de los demás.

El Dilema del Prisionero es un juego teórico que ilustra por qué dos individuos podrían no colaborar, incluso si hacerlo resulta en un mejor resultado para ambos. En este juego, dos prisioneros tienen la opción de traicionar al otro para obtener una sentencia más corta. Sin embargo, si ambos traicionan, ambos reciben una sentencia más larga que si hubieran cooperado y permanecido en silencio. Este juego pone de manifiesto el conflicto entre el bienestar individual y colectivo, y se usa comúnmente para ilustrar la inestabilidad de acuerdos no cooperativos.

 

Este periodo marcó un pico de estabilidad sin parangón en la industria de telecomunicaciones. Las empresas podían anticipar con notable precisión las decisiones de sus competidores, lo que les permitía sostener estrategias efectivas para rentabilizar sus operaciones. Sin embargo, varios factores, como la rápida digitalización, la desregulación en casi todos los mercados y la aparición de modelos de negocio innovadores, transformaron de manera irreversible este paisaje antes tan predecible.

La Disrupción del Status Quo

La aparición de compañías enfocadas en servicios de Internet a gran escala constituye una reconfiguración substancial del entorno empresarial. Al desafiar prácticas establecidas y amenazar los márgenes de beneficio de los operadores históricos, estos nuevas actores han sacudido el antiguo equilibrio de Nash.

Conocidas a menudo como «disruptoras», estas firmas innovadoras han revolucionado la industria con enfoques radicalmente diferentes. Sobresalen particularmente las plataformas Over-The-Top (OTT), que posibilitan servicios como transmisión de vídeo, comunicaciones por voz y mensajería instantánea directamente a través de Internet, utilizando la infraestructura de los CSP. Si bien al principio se las pudo ver como meros complementos a los servicios de telecomunicaciones convencionales, su influencia ha crecido hasta convertirse en elementos centrales en el consumo de contenidos y servicios de comunicación.

Este cambio de paradigma sitúa a las empresas de telecomunicaciones tradicionales en un dilema estratégico complejo. Deben decidir entre adaptarse al paisaje cambiante, lo que quizá implique colaborar con estos actores revolucionarios, o enfrentar el riesgo de obsolescencia. Sin embargo, adaptarse a esta nueva realidad conlleva no solo la inversión en infraestructuras, sino también la reinvención de sus modelos de negocio.

Aquí es donde la teoría de juegos evoluciona hacia una forma más compleja, a menudo denominada «juegos cooperativos». En este nuevo paradigma, la noción tradicional de equilibrio de Nash se extiende para considerar coaliciones entre jugadores que pueden formarse para mejorar conjuntamente sus resultados. Estos acuerdos pueden manifestarse como asociaciones estratégicas para la construcción o compartición de redes de telecomunicaciones.

El desafío ahora reside en encontrar un «nuevo equilibrio», uno que no solo permita a las empresas tradicionales coexistir con los nuevos entrantes, sino que también abra espacio para formas innovadoras de colaboración. Este nuevo estado de equilibrio se asemeja más al «equilibrio de Pareto», donde los actores no solo buscan maximizar su propia utilidad, sino que también procuran mejorar la del grupo, resultando así en beneficios más equilibrados para todas las partes involucradas.

En resumen, la llegada de actores no tradicionales a la industria de telecomunicaciones ha desencadenado una transición desde un entorno modelado por el equilibrio de Nash hacia uno más fluido y colaborativo. En este nuevo escenario, tanto la competencia como la cooperación coexisten en un delicado equilibrio. Las estrategias que prevalezcan serán las que logren maniobrar eficazmente entre estos dos polos.

Estrategias Divergentes

Estrategia Individualista: Búsqueda de un Nuevo Equilibrio de Nash

En América del Norte, una región caracterizada por su ambiente de negocios competitivo y una regulación que tradicionalmente favorece la libre empresa, los operadores de telecomunicaciones han elegido un enfoque individualista para navegar en el cambiante panorama. En lugar de formar coaliciones o asociaciones estratégicas, cada empresa se centra en ajustar sus propias tácticas y estrategias para encontrar un nuevo tipo de equilibrio de Nash dentro de este contexto más complejo y dinámico.

Esta tendencia individualista se ve impulsada por varios factores. Uno de los más importantes es el marco regulatorio, que a menudo prioriza la competencia feroz por encima de la colaboración entre empresas. Las políticas antimonopolio y las regulaciones estrictas sobre el uso de infraestructura compartida son ejemplos de cómo el entorno regulatorio puede desincentivar la colaboración.

Además, la cultura empresarial en América del Norte tiende a valorar la innovación y la autosuficiencia, lo que a su vez fomenta una postura competitiva en lugar de cooperativa. En este entorno, las empresas buscan maximizar su utilidad a través de la diferenciación de productos, inversiones en tecnologías emergentes y la adopción de modelos de negocio disruptivos.

Sin embargo, esta estrategia individualista no está exenta de riesgos. En la ausencia de colaboración, cada operador asume la totalidad del riesgo y el costo asociado con la innovación y la expansión de la infraestructura. Esto podría resultar en una suboptimización del mercado en general, donde los operadores pierden oportunidades para sinergias y economías de escala que podrían surgir a través de esfuerzos conjuntos.

En resumen, en América del Norte, la estrategia individualista prevalece, marcada por la búsqueda de un nuevo equilibrio de Nash. Si bien esta estrategia puede ofrecer ciertas ventajas en términos de agilidad y adaptabilidad, también plantea desafíos significativos, incluida la posibilidad de resultados subóptimos en el mercado global de telecomunicaciones.

Estrategia Cooperativa: Hacia el Núcleo del Juego

En contraste con la estrategia individualista que predomina en América del Norte, la región europea exhibe un enfoque más colaborativo en el sector de telecomunicaciones. Este modelo se asemeja al concepto de «juego cooperativo» en la teoría de juegos, donde las empresas forman coaliciones para maximizar su utilidad conjunta. Este enfoque se alinea con un ambiente regulatorio que tiende a favorecer o, al menos, no desincentivar la colaboración entre empresas.

Los operadores en Europa reconocen las ventajas inherentes a la colaboración, incluido el potencial para compartir los costos de inversión en nuevas tecnologías e infraestructuras, como las redes 5G o incluso redes para servicios fijos. Esto también facilita la adopción más rápida de estándares y normativas, lo que resulta en una puesta en marcha más eficiente y efectiva de nuevas soluciones tecnológicas.

En el ámbito de la teoría de juegos, este enfoque colaborativo lleva a lo que se conoce como el «núcleo del juego», que es el conjunto de estrategias estables dentro de estas coaliciones. Este concepto, desarrollado por teóricos como Lloyd Shapley, indica que en situaciones donde los participantes cooperan, existen arreglos estables que benefician a todas las partes involucradas, evitando que cualquier subconjunto de jugadores tenga incentivos para desviarse.

Es relevante notar que las políticas de la Unión Europea en materia de telecomunicaciones y tecnología a menudo fomentan la cooperación y la estandarización. Los esfuerzos de regulación son más colaborativos y buscan equilibrar las necesidades de los operadores con las de los consumidores y el bien público. Esto se ve reflejado en iniciativas como el “Digital Single Market”, que busca armonizar las regulaciones y permitir un flujo más libre de servicios y capitales en el sector.

En resumen, en Europa, la estrategia cooperativa orientada hacia el núcleo del juego demuestra cómo un entorno favorable a la colaboración puede llevar a resultados óptimos para todos los participantes en el mercado de telecomunicaciones. Este enfoque tiene el potencial de crear un mercado más integrado, eficiente y competitivo a largo plazo.

Colaboración Implícita: El Intercambio de Recursos de Red

Uno de los mecanismos que podría utilizarse para romper con el anterior equilibrio de Nash y avanzar hacia un estado de mayor eficiencia en la industria de telecomunicaciones es la colaboración implícita a través del intercambio de recursos de red. A diferencia de las coaliciones o asociaciones estratégicas formales, este tipo de colaboración no requiere acuerdos complejos ni cambios drásticos en la estructura empresarial.

El Mecanismo del Intercambio

En el complejo escenario de las telecomunicaciones actual, cada milímetro de red cuenta. Una empresa podría optar por compartir elementos vitales como torres de transmisión o su red de fibra óptica, a cambio de una tarifa o el acceso a recursos similares. Lejos de ser una cesión imprudente de activos, esta maniobra estratégica posibilita un incremento en la utilidad de ambas partes, sin las ataduras y compromisos que conllevan las alianzas formales. En este escenario, se podría rediseñar un nuevo equilibrio de Nash más beneficioso, en el que tanto la competencia como la cooperación encuentren su lugar, resultando en un mercado más eficiente.

La apertura de una red, a primera vista, puede parecer una decisión arriesgada para operadores en competencia, ya que la red es un recurso estratégico. Sin embargo, para que esta colaboración se materialice, los operadores deben descubrir las ventajas a largo plazo que equilibren y justifiquen la aparente pérdida de un bien tan valioso.

Ejemplos Prácticos y Contextos Regionales

En América del Norte, donde el ambiente regulatorio y la cultura empresarial favorecen la competencia, este tipo de intercambio podría ser visto como una estrategia de colaboración ligera que no contraviene las leyes antimonopolio.

En Europa, con su tendencia a favorecer o al menos no obstaculizar la colaboración, el intercambio de recursos podría encajar bien dentro del marco legal existente, facilitando aún más su puesta en práctica.

Implicancias para Operadores Más Pequeños

Para los operadores con diferentes escalas de operación, el intercambio de recursos de red abre una puerta a nuevas estrategias. En el caso de entidades con recursos más limitados, este enfoque posibilita el acceso a infraestructuras y tecnologías que potencian su competitividad. En cambio, para las empresas más grandes, este modelo ofrece una vía para optimizar sus activos, al tiempo que facilita una entrada más rápida y ágil a mercados emergentes o nichos específicos.

De esta manera, el intercambio de recursos de red se presenta como una estrategia versátil y adaptativa. Su desarrollo no solo contribuye a superar viejos patrones de competencia, sino que también ofrece un marco flexible para adaptarse a entornos regulatorios diversos y culturas empresariales variadas. En este paisaje en constante cambio, esta táctica podría ser crucial en la transición de la industria de telecomunicaciones hacia un estado más ágil, eficiente y competitivo.

Conclusión

La industria de telecomunicaciones está en plena metamorfosis, impulsada por avances tecnológicos y cambios en el mercado. Las viejas estrategias de no cooperación respaldadas por estados de equilibrio de Nash pierden vigencia. En su lugar, compartir redes y el intercambio de recursos emergen como nuevas directrices, para competir con éxito en el contexto de este nuevo milenio.

Adoptando una táctica de Colaboración Implícita mediante el Intercambio de Recursos de Red, la industria puede transitar hacia un equilibrio que maximice el bienestar general. Este enfoque, fundamentado en las teorías de personajes como von Neumann, Nash y Shapley, se vuelve especialmente relevante en el contexto de América Latina, donde las tendencias y políticas similares a las de Europa ofrecen un mosaico de nuevas oportunidades y complejidades. Incluso para los operadores más pequeños, el intercambio de recursos de red les abre las puertas a una cancha más nivelada, permitiéndoles “jugar” con rivales de mayor envergadura, lo cual contribuye a un la diversidad y el dinamismo del mercado.

En resumen, los cambios en la estrategia de compartir redes y el intercambio de recursos significan un salto evolutivo en la toma de decisiones en el sector de telecomunicaciones. En un mundo de mercado tan volátil, estas adaptaciones flexibles son indispensables. Estos cambios no solo tienen el potencial de remodelar la industria, sino que también abren nuevas avenidas para sectores en constante transformación.